Catarsis, del griego κάθαρσις, significa purificación, en medicina se utiliza para referirse a la limpieza física del cuerpo de allí que se dice que un laxante tiene un efecto catártico porque elimina elementos perjudiciales como los parásitos.
Aristóteles supo referirse a la catarsis como una purificación del tipo moral y espiritual, así es que por ejemplo él le atribuyó a la obra teatral “tragedia” un efecto catártico ya que los espectadores al ver en los actores reflejadas sus flaquezas y cargos de conciencia, asimilaban también los castigos que sufrían estos y así los espectadores se sentían libres de culpas. En botánica se usó la palabra para referirse al acto de podar un árbol, y eliminar de el raíces secas limpiándolo. En psicología se utiliza para referirse al hecho de desahogarnos, también tiene que ver con esto de administrar de forma asertiva la ira y las emociones en general.
Cuántas veces nos ocurre que al ver una película nos sentimos transformados ya sea por medio de la liberadora risa, o a través de una lágrima profunda y amarga, en cualquier caso no podemos evitar ser afectados por esas historias que nos interpelan hasta los huesos. Por momentos se hace imposible salir del cine ensangrentados como dijo un amigo que terminó al ver la película 300, en ocasiones nos quedamos con un sorbo amargo de indignación que cuesta tragar y en otras nos vemos envueltos por una sonrisa de oreja a oreja al observar cómo el villano recibe su merecida recompensa.
Claramente no hacemos catarsis solamente con películas, para algunos esto ocurre al cantar, bailar, al escribir. En un mundo de malas caras, de caras largas, una sonrisa nos produce catarsis, una charla profunda con ese amigo o amiga entrañable que sabe escucharte y que te entiende, (no es como esas personas que te absorben la energía en solo un minuto y que no saben escuchar). Para una mamá se trata de ir a trabajar sencillamente, y dejar en casa a sus inagotables hijos, hacer un deporte, ir al gimnasio o golpear fuertemente una bolsa de boxeo. Quizás para una pareja que tuvo un día de mucho estrés se trata de una noche de pasión. El silencio para apalear el bullicio.
En conclusión, es purgarnos de eso que nos saturaba, dar un grito o llorar, que te abracen muy fuerte, desconectarnos, es respirar aire fresco bien hondo después de haber estado encerrados durante un año y medio en cuarentena. Para quién trabajó toda su vida es el dulce momento de retirarse a disfrutar otra etapa de la vida. Para mi pequeña hija ir a la escuela es hacer catarsis porque deja por un rato a sus papás para hacerse de amiguitos nuevos, nada que ver con su papá que se descomponía para no ir a clases, ella en cambio se descompone de los nervios por ir.
En fin, ya sea que necesites escuchar una voz amiga, o parar de oír por un momento tantas malas noticias, aquí estamos para hacerte compañía y decirte algo distinto. Difícilmente puedas pasar de largo indiferente sin hacer catarsis. Solo espero que no te provoquemos ganas de ir al baño porque pretendemos ser un laxante para el alma y el corazón, no tanto para el cuerpo.
Resumimos todo en una sola pero genial frase que leí por ahí.
Si te duele: conviértelo en música, en pintura, en libro, en danza, en abrazos, en llantos, pero jamás permitas que el dolor se quede adentro.
Ese es el lema de esta serie de mensajes.
También puedes escuchar Catarsis
Si te queda alguna duda sobre el título de estas reflexiones, ¡escríbenos!
Share this post